Una auténtica bomba estalla en la Casa Blanca: el presidente es acusado de abusar sexualmente de una menor y tan solo faltan diez días para las elecciones. Para desviar la atención de la prensa, Conrad Brean, un hábil asesor presidencial que se siente feliz detrás de la escena, suele trabajar lanzando rumores para negarlos después y desencadenar una situación. Decide contactar con Stanley Motss, el más famoso productor de cine y televisión de Hollywood. La idea es tan simple como descabellada: declarar la guerra a un país remoto para distraer a la opinión pública. A ello se presta, con algunas reticencias, Winfried Ames, la principal ayudante del Presidente. Frente a esta situación, el Senador Neal es el contrapunto del Presidente e inicia una campaña por recuperar para sí mismo la atención de los norteamericanos, apareciendo en una serie de comunicados en los informativos de todas las televisiones. El Senador Neal cuenta con la complicidad de un agente de la CIA llamado Charles Young.