Túnez es a menudo sinónimo de playa y ocio, pero Philippe Gougler ha descubierto un país con infinitamente más matices, lo que le permite evadirse en magníficos paisajes a solamente dos horas de vuelo de París. Túnez será la estación de salida para un viaje realmente singular, a bordo de un tren histórico que data de los años 60: el tren del presidente Habib Bourguiba. Viajará hacia el sur en clase presidencial. Tras visitar Kairouan y su zoco de tapices, Philippe tiene una cita en Douz con una familia de beduinos, para disfrutar de un momento imprescindible en el sur del país: el esquileo de los carneros.