Tolly Devlin, un mozalbete de 14 años, cuya vida transcurre en el ambiente callejero y sórdido del barrio en el que vive con su familia, presencia el asesinato de su padre, llevado a cabo por una banda de matones. Se niega a declarar ante la policía lo que ha visto y presenciado. Pero jura ante el cadáver de su padre que vengará esa muerte. Desde ese día su trágico destino queda sellado, iniciando una carrera delictiva que acaba con una condena en presidio. Cuando Tolly Devlin (Cliff Robertson) llega a la madurez sabe que ha sonado la hora de la venganza que se propuso cuando aún era un muchacho. En la prisión ha conocido a uno de los matones, quién, antes de morir, le reveló los nombres de los restantes miembros del grupo. En la actualidad, el grupo es una banda organizada que domina los bajos fondos de la ciudad, a través de sociedades y negocios de apariencia perfectamente legales.