Dos detectives de narcóticos de Nueva York, Jimmy "Popeye" Doyle y Buddy Russo, duros y mal hablados, se topan por casualidad, en un bar, con una reunión de sospechosos relacionados con el tráfico de drogas. El primero, que confía en su olfato, sospecha que una confitería de Brooklyn está implicada y convence a su jefe para intervenir la línea telefónica. A partir de aquí deciden seguir la pista de Sal Boca y su mujer Angie, la pareja que regenta el negocio, que resulta ser una tapadera para introducir en la ciudad una gran cantidad de droga procedente de Francia.