Tras la trágica muerte de Lisa, Jasper aún no ha logrado reincorporarse a su labor policial. Helena lamenta profundamente que todo el avance que había conseguido se haya desvanecido. Dan, por su parte, se vuelca por completo en el trabajo, decidido a no dejarse arrastrar por el dolor, aunque la ausencia de su amigo le pesa cada día más. Mientras tanto, Adelaide se marcha de viaje y su tía Zelda se muda temporalmente a su casa para cuidar de su perro Kafka. La llegada de Zelda sorprende tanto a Jasper como al rector, ya que ambos comparten un pasado sentimental con ella. Pese a su resistencia, Jasper se ve obligado a implicarse, lo que no hace sino aumentar la tensión con Dan.