Todos los años, millones de creyentes cristianos peregrinan a Jerusalén para rememorar la Pasión, los últimos pasos de Jesús en su camino hacia la crucifixión. Pero hay un arqueólogo que está seguro de que los peregrinos visitan un lugar incorrecto. Ha estudiado y localizado objetos relacionados con la crucifixión que datan de la época de Cristo y ha conseguido un acceso sin precedentes al punto más importante de la cristiandad: el lugar donde Cristo fue crucificado. Este experto afirma haber descubierto pruebas arqueológicas que no solo permiten conocer el lugar exacto donde murió Jesús, sino que además ofrecen nuevos datos sobre la pasión de Cristo.