Por razones de índole económica, Nati (Lina Morgan), una muchacha ingenua y decente, se ve obligada a ejercer la prostitución para poder mantener a sus tres hermanos pequeños a los que quiere llevar a un colegio de pago. Debe dinero a su protector Florencio y quiere ocultar a sus hermanos la verdad de su vida y sacarlos adelante. Su oficio lo realiza de tal manera que nunca tiene que hacer el amor con ningún cliente, con la consiguiente secuela de equívocos y prejuicios, no conociendo varón y permaneciendo virgen. Uno de sus clientes, hombre de buenos sentimientos, está decidido a casarse con ella.